sábado, 15 de febrero de 2014

ESTADÍA





Resbala la noche. Sospecho de aquello probablemente turbulento y varíe mi estadía: —¡Demon in nobis! —digo con ironía.
 ¡Se afila el tiempo para las almas de los caídos!. La podre, sustancia maloliente, vicia el escaso aire que me permiten respirar. Yo —alma amordazada—, conjeturo excesos que vedan mi escapatoria al espacio oportuno y liberador, por los incidentes que van aconteciendo. Sombras sin definición —dentro de estas paredes— advierten con tomar vindicación sobre mi alma afectada. Siento ahogarme con esta camisa obligada. ¡Taquicardia!; y hecho un puñado de nervios incontrolables, me levanto con dificultad, para observar a través de la ventanilla de la puerta, aquel cartel que dice: —Sólo personal autorizado. Sala de psiquiatría.

Cantidad de palabras: 114

PENA DE MUERTE





—¿Estás apenada? —le preguntaron a la muerte.
—Sí, lo estoy —y se marchó cabizbaja.

Cantidad de palabras: 17

LA SILLA





La arrastraron a ese cuarto sombrío en contra de su voluntad. Sentada en una silla estéticamente elaborada —no se sabe por quién—, y diseñada para martirizar, no para darle descanso al cuerpo. Amordazada y maniatada al asiento inhumano, intentaba zafarse sin éxito alguno.  Al momento, recordó el caso del asesinato de tres mujeres. Por ese delito estaba allí sentada.

Cantidad de palabras: 62

La Puerta





Juan, es un carpintero de buena mano pero mal afortunado en la vida. Víctima de los rigores del llano y del abuso civil —aunque más de éste—.
Ahora se le ve desmontar la vieja puerta —si así se le puede denominar a esos listones aserrados— de la entrada principal de su choza. Por el intersticio —en dirección hacia el llano—,  se asoman las fauces de una hoya a medio excavar al lado de tres cruces de madera.  

Cantidad de palabras: 81

HARTURA





—No me sirvas más, me llené de gases —dijo el globo.

Cantidad de palabras: 12

HABLADURÍA





—Ya viene con su insolencia —eso refunfuñaron del Silencio.

Cantidad de palabras: 10

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Escudo de Lucevelio