sábado, 15 de febrero de 2014

ESTADÍA





Resbala la noche. Sospecho de aquello probablemente turbulento y varíe mi estadía: —¡Demon in nobis! —digo con ironía.
 ¡Se afila el tiempo para las almas de los caídos!. La podre, sustancia maloliente, vicia el escaso aire que me permiten respirar. Yo —alma amordazada—, conjeturo excesos que vedan mi escapatoria al espacio oportuno y liberador, por los incidentes que van aconteciendo. Sombras sin definición —dentro de estas paredes— advierten con tomar vindicación sobre mi alma afectada. Siento ahogarme con esta camisa obligada. ¡Taquicardia!; y hecho un puñado de nervios incontrolables, me levanto con dificultad, para observar a través de la ventanilla de la puerta, aquel cartel que dice: —Sólo personal autorizado. Sala de psiquiatría.

Cantidad de palabras: 114

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Escudo de Lucevelio