domingo, 18 de junio de 2017

Greguerías 18 jun 2017 - {@LiteraturaAnz}

Los mudos saben escuchar.

• La noche condecora al cielo con la medalla de plata de la luna.

• Con la muerte de Drácula los mosquitos heredaron su condena.

• Los mundos jamás colgarán de cabeza.

• Con la Ley de gravedad las manzanas desistieron la idea de saltar por
los aires.

• Los boxeadores, estando en el ring, jamás escribirán versos a puño y
letra.

• Sea la verdad dicha y la mentira predicha.

• Odiosa, deidad de la antipatía y el desprecio.

• Primer paso para hurtar los sueños: deshacerse de las almohadas.

• ¿Con cuántos litros de lluvia se llenaría un lodazal?

• El café intenta desconocer el bostezo.

• Sea el café el gallo en el amanecer.

• Solo un nudista está moralmente desvestido ante otro nudista.

• La lluvia al golpear el techo de zinc, insistentemente, libera un
alcaloide que induce al sueño.

El mañana: Esperanza de los sueños.

• EL juanete: enemigo acérrimo del zapatero.

• El reloj de arena asume los minutos que el desierto se tomó para
secarse.

• Juanete y Marioneta sobrellevan un noviazgo esperpéntico.

• ¿Hay motivo para hacer el amor por compasión?

• Meretriz: Hija bastarda de Venus.

• El payaso o el hazmerreír para los maquilladores.

• ¿Quién se esconde en los talones de la ciudad? El vagabundo.

• Un cirujano plástico y un juez de concurso de belleza juntaron
esfuerzos para hallar El Dorado de la hermosura.

• Los zamuros le acicalan la purulencia a los cadáveres para que la
osamenta se muestre de gala en la muerte.

• La edad de un libro se calcula por la cantidad de polvo o canas en la
portada.

• Nota de prensa: Por un golpe de suerte, pacifista gana premio de
lotería.

• Los órganos genitales: Frutas prohibidas que se consumen en el
momento que maduran.

• Tumbas: camastros para descansar la existencia.

• Cementerio: Posada para el relax eterno.


viernes, 19 de mayo de 2017

Atributos de la muerte voluntaria



La bujía es turbada por el búho
tajante que revuelve sus alones,  
desparramando polvo y frío ―a dúo―,
en las lonjas de entecos corazones. 

No le estorban demandas ni reparos,
rehúye al bofetón del escarmiento,
muy bien desmonta débiles mamparos
que no alzaron constancias al momento.

El búho, oblicua letra de sapiencia,
entorpece el mañana sin error,
reclama la corona con anuencia;

¡ay, poeta, amoldado ante el dolor!, 
te ofrece el mito, rúbrica de ausencia,
te concede un eterno resplandor.

domingo, 30 de abril de 2017

Glosa a Perdóneme Tío Juan



No te dejes engañar
cuando te hablen de progreso
porque tú te quedas flaco
y ellos aumentan de peso.
(Alì Primera)


           
Alí, calla ese cantar,
que pareces un poseso,
¡no te dejes engañar!

Un edén te será expreso,
un edén paradisiaco
cuando te hablen de progreso.

Luego será el arrumaco
que sentirás hasta el hueso
porque tú te quedas flaco.

Pillos urdieron la chanza
engatusando tu seso;
hoy, decrece tu enseñanza
y ellos aumentan de peso.




Copla de colofón

¡Qué vaina, tío Juan!,
puede que no sepa nada;
malo es canturrear de más
y la idea quede falla.

domingo, 12 de febrero de 2017

Califato

Franja de Gaza

El verano apuró su encaje, 
estirándolo como una miseria.
Corral del guarismo, cajón de 
voluntades abrigándole el aliento.
De norte a sur se le puede ver sus 
cabezas, cabezas rapadas 
y apaleadas por barreras.
Al costado, 
en una tensa e irritante correa, 
David le muerde los gajos del limonero.
Gaza, es una pulcra chiquilla 
de piel seca pero aromática 
y suave, precipitada desde el invierno.
Su fachada auténtica es de arena, 
de arena empujada por la brisa. 
El eficiente cargo de la granulometría
le fabrica un paño desenvuelto en varios rizos.
Debajo del paraje, muy debajo, 
casi plutónico, 
a pesar de las presiones 
a todas sus raíces halla el 
depósito de la manufactura.  
Es el despacho donde aterriza 
el mineral que revoca salones de pesadumbre.




Cisjordania

Una gravitación, que es como un lastre, 
le pesa desde hace muchas cosechas.
 Muchos pies vinieron a taconearle la espalda. 
Unas cuantas rodillas le magullaron 
el tendón, 
pero aún hoy resiste, forzadamente, 
pero resiste.
Cisjordania tiene extremos de nobles 
alforjas que le enfatizan el suelo.
El Jordán, por un lado, es la criatura 
alargándole la lengua por sus costillas. 
La conocida agua histórica 
de las tierras bíblicas 
frente a la aridez.  
Por el otro, el Mar Muerto, 
profundo, circunspecto. 
Lago que encajona parte 
de su agua para desdibujarlo 
en manto para el aire. 
Y como falda a este extraño mar, 
el asfalto le rodea la cintura. 
Sucede como la cristalería 
implícita del Jordán.
Muy distinta es la línea verde, 
la línea del despojo. 
El corte deplorable donde 
el artificio compuso el 
fragmento para deshacer el bizcocho. 
Desde los ojos, es el mismo 
territorio con un idioma intruso.
Pero no hay peor fraude que aquel 
jaco cercenando las manos de los alfareros.  
Mezclando, con el concreto, 
una provincia que pocos 
comprenden y complacen.

Esta es Cisjordania, 
región de golpes y desaires, 
y sin embargo maciza como pedernal, 
melosa como el dátil. 
Vaporizando inciensos, 
animada desde sus regadíos

martes, 7 de febrero de 2017

La llegada del mercado


        
Al descampado llegaban los campesinos como menudencias congregándose. Eran gente modesta de pies agostados, gente sin picardía, que a pesar del polvo jalado desde el desierto hasta sus rostros, abanderaban esperanza.
A lomo de bestia aparecían para presentar y asentar sus mercancías.
Era un martes cuando inundaron las esquinas de la plaza, aparejaron carpas, desplegaron cestas abarrotadas de artículos. Poco a poco, de lugares cercanos llegaron otras gentes, y los regateos se tendieron, envolviendo un cúmulo de palabras ascendentes, y los trastos se hicieron incontables.
Para ese día la crónica me dejó un espacio suficiente para la nostalgia.
Así me sorprendiste, Palestina, anudándome al testimonio de tu costumbre. Volviéndome otro viajero entre la muchedumbre para tropezar en los rincones del 1zoco y disiparme en la hora.
Fue gustoso que el azafrán, esa semana, haya violentado el aire, y no el fusil la tranquilidad de las palomas.
Emprendida la feria, los 2maâlem se asomaron con sus frentes goteadas de años. Seres sencillos que prefirieron herirse con la complejidad de los oficios de edades herméticas. Jerarquía y empeño en la dinámica de los utensilios fue su fundamento, su fuente para corroborar que las manos se mantienen airosas sin los aparatos. Sin mucho desvelo trajeron la arcilla desde la sequía hasta la humedad, destacando los torsos abultados de las vasijas que no bajaron inútilmente de los anaqueles. También el metal dulcificado por el fuego, reconvertido en figura tornadiza. 
A otro rincón, se situaron los cultivadores, aún se les podía oler las uñas orilladas al nitrato y al humus. Se escoltaron detrás de la frescura, desplegaron el abanico que los huertos habían sazonado. Con tanto aroma acomodado de vegetales y frutas no fue difícil desjarretar el lastre que venía doblando mi espalda.
En un soplo advertí la extensión de los oasis en las leyendas y una parte vino a cantar y encantar a mi olfato.
Los dátiles fueron guarismos deliciosos, las especias, el mejor sudario para resguardar los platillos (cuántas mesas, ante la espera para los almuerzos, trepidaron).
Joyas labradas y sedas arrancadas del cielo también se entendieron.
En otros países los mercados ya están armados, se sienten inmóviles entre tanto abarrote, pero los tuyos Palestina, son hermosos, ardientes, con un toque de hermetismo y astucia.
Y así fue que la gente se alegraba, y el orgullo palestino se enarboló como estandarte.

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1Mercadillo tradicional de los países árabes.
2Maestro de materiales de artesanía o las artes.

           



sábado, 4 de febrero de 2017

Esa fragancia que va al aire



Caminando por tus tierras percibí la fragancia que domina el círculo de tus posesiones. El bálsamo que ha deambulado, con sus maniobras, por toda la cabellera del aire, provocando un holocausto espléndido.
Nunca antes conocí mejor intensidad para perderse o para disminuir las preocupaciones.
Aunque las circunstancias bulleran, se proclamó esta raigambre para distinguir tu territorio ante el rigor, ante la aspereza, que constantemente acomete para anular tus venas resistentes.
Desde la noche que has querido cicatrizar, se juntaron sombras,  se juntaron correas para obstruir, se juntaron barrotes, en un impulso por delimitar la doctrina, como mordeduras afanosas, para repercutir la fragilidad de tu patrimonio, y desde entonces, este milagro fue mezclado desde los pudores, para ascender, para adelantar, y para triunfalmente convertirse en estandarte.
Pero ¿desde dónde arriba?,  ¿cómo se combina para así distenderse?, ¿tendrá infinitud, o se derrochará como la arena?
Es la azucena la que comparte y reparte este vestigio en tu geodesia. La azucena que ha radicado sus raíces hasta donde la corteza es lava a causa del fuego plutónico, para endurecerse como pedernal con las elevaciones.
Como un estallido ha liberado el apogeo, ha dado el verdadero llamado para conmemorar la trayectoria del Jordán.
No descompone su estructura a pesar de las intentonas de obstáculos y cruces.
No condiciona su ramificación para permitirse abrazar tus fronteras.
Se ha triturado sus flores, se ha manufacturado toda su naturaleza vaporosa, cristalizándola en cosmético, para así sostenerse como mariposa húmeda, en torno al callo de las palestinas.
Es así, que preparo mi instinto cada vez que sobreviene un cuello de uva, y trato de escarbar ese trazo, esa señal, que perpetúa los aguedales donde se ratifican, sin ningún desaliento, tus azucenas.


jueves, 2 de febrero de 2017

Enamorado de ti, Palestina



No sé explicar cómo sucedió esta necesidad de amar, de adorarte.  
No sé cómo aclarar esta repentina emoción que descendió como una nube vertiginosa hasta donde me hallaba distraído.
De pronto me congestionó el pecho, como se embotellan los pulmones con el aire.
Reventó una primavera en mí, y no supe explicar tanto retoño, tanta humedad. Broza y rocío acudieron y permanecieron para calificar lo antecedente como accesorio.
Recuerdo, que para el suceso, un aroma de aceitunas, digo aroma, porque reprodujo su evanescencia en un conjunto franco, temporalmente extraño, pero indicado, tradicional, e hizo apurar y depurar mi respiración.
Por ello resucité aquél día feliz en que me hallaba pensativo. Obtuve un descanso para mi cansancio de entonces, y los ruidos del desahogo fue la carta indivisible.
A partir de ese minuto, se abrió una coyuntura para extenderse en mi frente y trazara fácilmente su cifra.
Lo digo abrazando la realidad, a mi realidad. Lo escribo en pliego para que se enrolle como una serpiente provechosa: estoy enamorado de ti, Palestina, de tu incesante búsqueda de la paz transpirada por el desierto y adelgazada por manos insufribles constantemente. De tus naranjas, que como soles, encienden la entrega en las fruterías. De tus hijas, herederas de la hierba en los ojos. De tus hijos, felices arrodillados en la hora hasta la última oración.
Sé que tu corazón lo tienes comprometido, inclinado para sobrellevar la cruz que te ha dejado la mejilla encarnizada.

Me comprometo, Palestina, a seguir tus movimientos y conseguir tu armonía despojada.

domingo, 29 de enero de 2017

Desenvuelta



No está mal visto, no existe sentencia contra la maniobra, salvo cuando está dirigida a comprimir la arena en piedra, como para un obelisco.
La dama ha bramado la heráldica, la dura hendidura por donde resbala el agua sexual.
Hace bastante olvido y sombra que no se demuestra tal herejía permisiva que suministre licencia a la aguja.
Este indicio, desdoblado, ha descubierto la herencia genital. Ha colgado en el aire la mercadería esencial.
Bajo este tratado de piernas desplazadas, para ventilar, para enfocar la vagina, es una extravagante e insólita trampa que se ha activado.
No es para nada accidental el descenso de las condiciones para limpiar este relámpago sin que perjudique la violencia.
¿Qué busca ella? ¿Qué intenciones encubre? ¿Es cortesana con qué motivo?
Con tanta primacía, el flagelo es, al parecer, fuego controlado. Lo que antes era objeto pacífico ahora es una baya tolerable.
Se ve que tiene ganas, muchas ganas, de ser amada perdidamente. Y con esta noche sin estrellas, abierta, tiene el medida para desplazar el mundo a su disciplina.

Desconcertante y pacífica, protagonista e imparcial.

No desea la gloria, ella desea que la glorifiquen.  



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Escudo de Lucevelio