sábado, 15 de febrero de 2014

EMBOBAMIENTO





Ocurría que cada vez que caminaba bajo la noche uniforme me embobaba con ella. Eso ya era costumbre. Hubo una caso que estando en la parada de autobuses, me disponía a comprar el boleto de regreso. Pero vacíos estaban mis bolsillos, no hallaba como pagar. Me dije: —¿No traía una moneda conmigo antes de llegar acá? Y al salir de mi embobamiento, caí en cuenta que la única moneda que había vislumbrado, colgaba muy redonda junto a la noche uniforme.

                                                                                                                      Cantidad de palabras: 81

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Escudo de Lucevelio