la
transgresora;
la que violentamente, ha
escupido
la copula de la catedral,
con
una prontitud de caderas
sublevadas.
¡Sea sombra desnuda de primavera!
¡Sea exquisito infierno y obnubile!
¡Sea fruto puesto para la mesa del Deseo!
¡Sea quebranto anunciado para la inocencia!
Que sea serpiente, de una vez por todas,
ascienda
desde su nido,
y
escolte
al caracol con vello púbico a morder el retablo;
inmortalice
el temblor de las tetas en su
transparencia
de altura,
y que, volátil, convenza sin secuelas,
esos
pasteles tímidos
de
las nalgas,
que luchan por distinguirse a la par
con
el mando de los muslos.
la
hoguera ardería,
consumiendo
la leña para la carne.
2 comentarios:
Tu escribes de mujeres y yo de hombres. Me siento identificada en este poema. Lo disfrute. Gracias
Hola Eugenia. Gracias por tu comentario. Es bueno que te haya gustado. Saludos.
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