lunes, 27 de enero de 2014

AMATORIA

Encontrar en tus ojos
-¡serenas drupas!-
pan y principio

Dormir en el campo
de tus caderas
y así tutelarte

Abonar en tus pechos
con arancel de mi boca
fundada

Recurrir a tu piel
cuando el temor
me sobrevenga

Estar en tu sal
que nunca se pierde
satisfactoria

Pensar en retenerte
aún sabiendo
de tal delito

Condenar la falta
por aquéllas semanas
en silencio

Inmolar la pena
que estuvo en ti
menguando el cultivo

Llevar tus manos
donde el árbol festivo
se une a la tierra

Dar las legumbres
de cuya simiente
trepa a tu sonrisa

Beber de la copa
del cosmos
su líquido inagotable

Hacer de las banderas
lienzos
para cubrir tus elipses

Armar el baúl
y guardar ese aliento
que me anima

Renovar la paz
con cada estambre
de tu cabellera

Brindar por esas piernas
que han sostenido
tanta eminencia

Lograr de tus prados
flor precisa
para la orbe terrible



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Escudo de Lucevelio